Estos dos últimos años han sido probablemente, los más atípicos de nuestras vidas. La situación extraordinaria e incierta que vivimos redefinió lo que entendíamos por ‘seguridad’ y conllevó alteraciones en nuestras rutinas diarias, hábitos y estilo de vida. Tras el confinamiento y la implementación de la ‘nueva normalidad’ –que ha llegado para quedarse– valoramos más que nunca el confort del hogar, donde pasamos mucho tiempo. Para seguir gozando de nuestras viviendas, muchos nos hemos aventurado recientemente a hacer pequeñas reformas. ¿Cuántos hemos decidido pintar o arreglar estancias? ¿Cuántos nos hemos dado cuenta que la cocina o el baño eran ya demasido viejos)

Es bien cierto que nuestros hogares se han convertido en pequeños refugios de habitaciones multifuncionales que deben resolver necesidades distintas: teletrabajamos, con lo cual precisamos de calma y tranquilidad; hacemos deporte, así que queremos un espacio donde canalizar nuestra energía; invitamos a familiares o amigos a fin de sociabilizar y celebrar; o simplemente queremos sentirnos protegidos y seguros en un entorno agradable y confortable.

Porque la casa, el hogar, es el nuevo espacio de bienestar y tu mejor refugio, y por ello con una práctica reforma nunca más se te caerá la casa encima. Es más, querrás estar en casa porque disfrutarás de todas y cada una de sus estancias.

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